El humor es parte de mi personalidad. Me río de mi propia sombra. Es también una forma de escudarme ante el horror de cierta realidad. Dicen los amigos de Franz Kafka que este se reía a mandíbula batiente cada vez que les leía algún trozo de su La metamorfosis. A mí esto siempre me ha parecido chocante. Pero tal vez no lo sea tanto.